Desde hace algunos años mis hermanas viven en Estados Unidos y dentro de su asimilación cultural, han integrado la celebración del “Thanksgiving”, traducido al español generalmente como Día de Acción de Gracias.
Como dicen los mismos gringos, “haters gonna hate” y siempre existirán críticos y detractores que descalifican el hecho de que mexicanos asuman celebraciones que nada tienen que ver con su historia y con su cultura. Son éstas las mismas personas que denuncian el satánico y aparentemente reprochable acto de disfrazarse, salir a las calles a convivir y divertirse y obtener dulces en el proceso “porque no es una celebración mexicana.” Son los mismos que como bien dice el meme ya “han de creer que la navidad nació en Oaxaca.”
En términos puristas, la celebración de Thanksgiving es igual de cuestionable y criticable que muchas otras (entre ellas el Día de la Raza en México), ya que muchos relacionan dicha celebración con la matanza de pueblos indígenas dentro del proceso de colonización del territorio estadounidense. Se respeta la visión y no, honestamente no creo que hace años los amigos de los sombreros chistosos se hayan sentado con los amigos de las plumas en la cabeza a echarse su pollo Kentucky y jugar a la bebeleche pero habiendo dicho esto, el significado práctico y real de Thanksgiving trasciende a su supuesto origen y es en ello en que existe mucha riqueza. Hoy, Thanksgiving más que un momento para honrar a los pilgrims y a los compadres de Pocahontas, es la excusa que se dan los estadounidenses para una vez al año, darse el tiempo y espacio para promover la unión familiar y tener un espacio de reflexión y agradecimiento por todo lo positivo que tienen en sus vidas. Es esta práctica la que creo que rebasa religiones y nacionalidades y no veo una sola razón por la cual no debiera adoptarse, no sólo por gente como mis hermanas que no necesariamente asimilan su residencia con patriotismo yankee, sino por todos.
Habiendo dicho esto, desgraciadamente hoy no tengo la capacidad para reunirme con mi familia así que dejo este componente en pendiente (lo bueno es que los mexicanos tenemos más oportunidades de esto) pero aprovecho el espacio y el momento para hacer mi Thanksgiving a la mexicana y por esta vía de expresión, por la que creo llego a la mayoría de las personas que en este mensaje estarían involucrados, les comparto mis razones de agradecimiento:
Gracias a mi familia. En sus distintas capas y niveles, gracias porque ustedes son mi más fuerte línea de soporte y de sentido. Gracias por todo el amor, cariño, paciencia, tolerancia y hasta por las mentadas de madre que me dan con la intención de que mañana sea mejor. Sin ustedes, nada importa y nada tiene sentido.
Gracias a mi esposa y mis niños que todos los días me dan miles de razones para salir a tratar de hacer las cosas mejor que el día anterior. Ustedes me hacen la persona que hoy soy. Son mi infinita fuente de felicidad, esperanza y diversión. Me permiten cada día volver a conocer el asombro y me tienen la paciencia para dejarme ser y quererlos a mi manera. Son increíbles.
Gracias a mis papás, hermanas, cuñado y sobrino por todos los momentos increíbles (ojalá pudiéramos hacer que fueran más) que me tocó pasar con ustedes. Tengo una familia como pocas y son demasiadas las cosas que he recibido de ustedes y que he hecho propias en mi ser.
En especial gracias a mi Abuelita, por todos los años que me regaló y de quien este año me tuve que despedir con todo el dolor de mi corazón. Gracias por enseñarme tanto de cómo debo de ser y tantas aspiraciones que me quedan por conquistar. Gracias a toda la familia Moreno que me permitió un espacio privilegiado para darle un último adiós. No saben lo mucho que valoro haber podido hacerlo y dedicarle unas palabras buscando honrar su memoria.
También gracias a mi familia política. A mis suegros, a mis cuñados y sus familias, porque me han bienvenido en su familia con brazos abiertos, sin prejuicios ni limitantes… y eso se dice fácil pero debo reconocer que no siempre soy la persona más fácil de tragar.
Tengo la increíble dicha de contar con un puñado de amigos y amigas a los que considero también mi familia. No necesito listarlos por nombre ya que ustedes saben quiénes son y espero se sientan aludidos en estas líneas. Gracias por todos los momentos que vivimos juntos (en persona y a distancia) este año. Gracias por ser mucho más que amigos, por darme la confianza de saber que aunque no haya línea de sangre de por medio, somos como hermanos y cuento con ustedes en todo momento. Es en verdad un privilegio que ojalá todos pudieran tener.
Gracias por las amistades. También cuento con la suerte de estar rodeado de gente que a diario o regularmente me brinda una sonrisa. Estas son mis amistades y están en muchísimos rincones del mundo. Conforme las sumo en número, me hacen volver a creer en el potencial de la raza humana porque cada uno(a) tiene muchísimas cosas positivas que aportar al mundo y en cada momento y decisión lo hace. Gracias por estar a un paso, una llamada, un mail, un tiro de piedra o una simple memoria de mi alcance. Este año ha sido más fácil por sus contribuciones a mi vida.
Gracias a la calle. Por estar siempre dispuesta y dejarme recorrer sus kilómetros en pro de mi salud este año. Por tratarme bien y no darme demasiadas lesiones. Ojalá me trate así de bien en el 2014.
Gracias por el trabajo. Tengo mucha suerte al dedicarme profesionalmente a algo que me encanta. Mi trabajo es más que satisfactorio… es divertido. Esto es un lujo. Lo que hago todavía me reta y por ende, me permite desarrollarme y crecer. Adicionalmente, mi ambiente de trabajo es productivo y laboro en un equipo en el que sin tapujos ni reservas puedo decir lo que pienso y actuar en consecuencia. Mis funciones me permiten sumar y agregar valor a los objetivos de mi empresa. Ojalá todos supieran lo que eso se siente.
Gracias por mi no-trabajo. Fuera de la oficina, tengo el gusto de poder contribuir en otras tareas que muchos pudieran considerar “trabajo” pero no lo son para mí porque son iniciativas en las participo pro-bono. Las hago con gusto porque además de alimentar mi ambición y mi necesidad nativa de contribución, servicio y trascendencia, son espacios alternos para compartir y rebotar ideas; llevar a cabo diálogos y acciones que me parecen importantes. Afortunados quienes podemos abrir nuestra esfera de impacto más allá de nuestra familia y trabajo. Gracias a mis compañeros en organizaciones e instituciones con las que colaboro y en especial gracias a quienes en el 2013 fueron vigías de mis palabras como editores de las mismas.
Gracias a quienes fueron sujeto de mis artículos este año. Especial reconocimiento a Enrique, Andrés Manuel, Elba, Angélica y muchos otros en la política, que generaron las razones para mi denuncia y evidenciaron todas las cosas que quedan por hacer y mejorar en nuestro país. Sus contribuciones a la vida pública pintan un claro roadmap para todos aquellos que queremos construir un mejor país y nos enfrentan directamente a todo lo que tenemos que cambiar. No se preocupen, no les vamos a dejar la chamba a ustedes.
Gracias a mis lectores y a quienes retaron mis ideas. Gracias a cada persona que este año ayudó a que mi blog personal rompiera record de hits, a cada persona que visitó Americas Quarterly para leer mis ideas y en especial a aquellos que se dieron el tiempo de retroalimentarlas y/o confrontarlas con otras. No hay nada más satisfactorio para quien escribe, que ser el responsable y detonador de una conversación e intercambio de ideas. Espero poder seguir explotando estos espacios de dialogo y comunicación por muchos años más.
Por último, gracias a todos los buenos mexicanos. Necesitamos más de ustedes. Muchos más.
Cerrando changarro: gracias por leer estas líneas y por compartir conmigo, un Thanksgiving a la mexicana. Ahora sí, a falta de pumpkin pie, cranberry sauce y stuffed turkey, ¡¿Ontá mi pollo con mole y mi cheve, carajo?!
Hola!
Es iinteresante tu artiсulo. Alɡսno de los агticulos no mee convencieron tanto, pero la maƴora estn bastante bien.
Un saludo