La pasión por tener la razón y el evangelio sexenal

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Ya empieza a brotar, como lo ha hecho por muchos ciclos, cada seis años, cada que nos toca entrar en tiempos de campaña política. Respondiendo a la misma naturaleza que responde esa hambre por querer evangelizar al vecino y traerlo a las arcas de la religión que hemos decidido adoptar, en México empezamos a vivir una época más, protagonizada por la pasión por tener la razón en torno a la elección presidencial.

Me parece sumamente interesante en esta ocasión, ver manifestaciones del mismo mal tomar nuevas vías gracias al desarrollo de los medios de comunicación a través de la tecnología de internet y los dispositivos móviles. “Te comparto este video que me topé en YouTube de Peña Nieto”, “mira esta imagen que te muestra que los del PAN y Televisa están coludidos”, “lee este artículo [falsamente] escrito por este autor en donde explica por qué no votar por el Peje” ahora sustituye lo que en previos sexenios fue el rumor de boca en boca de “es un mujeriego” o “es un alcohólico que le pega a su mujer y por eso no voy a votar por él.”

No es que esté en contra del intercambio de puntos de vista e ideas. Todo lo contrario. Creo que es sólo a través del flujo libre de la información que realmente crecemos y obtenemos lo mejor el uno del otro. Lo que me impresiona es ese incremento en la intensidad de las discusiones que continúa creciendo hasta el día de la elección. Por las razones que queramos, adoptamos la decisión de apoyar a un candidato y a partir de ello, nuestras interacciones sociales se vuelven una misión por atraer a los demás. La razón de ello no es más que la soberbia de estar seguros de que la nuestra es la mejor elección para todos y que por lo mismo, estamos obligados a convencer a otros.

Más me sorprende que justo después del ritual de gratificación instantánea que culmina al ungir nuestro pulgar de tinta indeleble, la pasión por tener la razón empieza a pulverizarse… porque de manera subconsciente sabemos que sobreglorificamos al candidato y NUNCA llegará a la promesa que o nos hizo o decidimos creer que nos hacía, tanto así que la compartimos con otros. Los “este candidato es el que sí va a hacer las cosas bien” rápidamente se tornan en “era el menos peor” y poco después en “nos quedó mal y nos robó.”
Que polares somos y mucho más nos volvemos en tiempos de elección. Queridos amigos con quienes normalmente ni siquiera toco el tema político, hoy tratan de “abrirme los ojos” para que le de oportunidad a uno u otro candidato que nunca ha tenido nada en común con los ideales que me hacen la persona que orgullosa pero humildemente soy. No es que los culpe por ello… sólo que el día de hoy capturé en mi mente lo similares que son (y somos) a aquellos grupos que pensando que profesan “la palabra del Señor,” invaden el espacio personal de otros para tratar de llenarlo de su fe sin que nadie los haya invitado a hacerlo.  Por lo menos la pasión por tener la razón electoral viene tan sólo cada seis meses, mientras que la intolerancia y avalancha religiosa es cosa de todos los días.

Quienes hemos sido honrados con ser considerados líderes de opinión (por unos cuantos o por millones, en mi caso por unos cuantos) enfrentamos esta realidad con mayor responsabilidad. En nuestro caso, hay una audiencia que nos pide nuestro punto de vista para apropiarlo. Yo no estoy buscando a alguien o persiguiéndolo para cambiarle su opinión pero al expresar la mía debo asumir la responsabilidad de entender que en algún lado del mundo, otra persona tomará mi visión como verdad y posiblemente se volverá predicador de ella.

Al enfrentar esta verdad tengo que concluir lo siguiente: la mejor postura que puedo asumir… la más sana, es la de profesar un agnosticismo electoral. Seguir compartiendo mi punto de vista, sí. Pero siempre declarándolo como tal y no la verdad fáctica. A final de cuentas dicho concepto absolutista existe sólo en la mente del necio que prefiere no abrir los ojos. Estoy seguro de que allá afuera hay alguien para quien López Obrador es la mejor elección. Estoy seguro de que allá afuera hay alguien para quien Vazquez Mota es la mejor elección. Estoy seguro de que allá afuera hay alguien para quien Peña Nieto es la mejor elección. SUS verdades y con mucho derecho las tienen y con el mismo derecho se les respeta.

Mi sugerencia no es que nos importe menos el proceso electoral. Mi sugerencia es que nos afecte menos saber que gente cercana a nosotros no piensa igual que nosotros… y que no tendría por qué hacerlo. Compartamos más no tratemos de imponer nuestras ideas… mucho menos cuando nadie las solicitó.

Quiero pensar que tenemos cosas más relevantes y significativas que hacer que volvernos porristas. Infórmate, vota a conciencia y no dejes que nadie te tape los ojos… y recibe mis palabras como mías, nunca presumiendo ser la verdad absoluta.

2 thoughts on “La pasión por tener la razón y el evangelio sexenal

  1. Galo Medina

    Siempre he sospechado de las posturas neutrales, como tambien de las impregnadas de fanatismo. Lo mejor que podemos hacer ante el proceso electoral que culminará el próximo Julio 1, es alejarnos de las posiciones extremas, de conocer bién a los candidatos, sus propuestas, sus antecedentes públicos, su plataforma política. A excepción de que seas un activista o dirigente de partido, en el que tienes que hacer proselitismo por uno u otro candidato, de persuadir y convencer a la población sobre el candidato de tu partido, el ciudadano común debe hacer un gran acopio de valor y no dejarse llevar por la ‘guerra sucia’ que ya se ha emprendido. Pero sobre todo, mi invitación personal es que no dejes de ir a votar el domingo 1 de julio. para validar con tu voto el México que queremos en lko social, en lo económico y en lo político

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